La expresión "antediluviana" es muy usada todavía en muchos lugares haciendo alusión al relato bíblico en donde sitúa a una humanidad reciente que pasó por una etapa cataclísmica dirigida por un ente divino que redujo a solo unas ocho almas y todas las especies de animales en parejas de macho y hembra como únicos sobrevivientes hace apenas unos 4.300 años. Según la cronología de la Biblia, desde la creación del primer hombre hasta el diluvio universal transcurrieron unos 1600 años. Fue precisamente esta cronología de la Biblia lo que determinó durante muchos siglos la creencia absoluta de que la humanidad no tiene más de 6.000 años de existencia en el planeta. Por ejemplo, en el año 1650 d. C, el arzobisbo irlandés James Ussher propuso la fecha que sería la norma por más de 200 años: el hombre fue creado el 22 de Octubre del año 4004 a.C. Todavía sigue siendo la fecha (con algunas variantes: entre 4000 y 4050 a.C.) a la cual muchos todavía se aferran. Para ellos, no existieron humanos más antiguos a esa fecha, y todo lo que dice la ciencia no es otra cosa que propaganda del Diablo para confundir a la humanidad.
No obstante, ¿hasta que grado los relatos de la Biblia contienen armonía interna? ¿Son consistentes con los descubrimientos científicos sobre la naturaleza y la arqueología? Por otro lado, ¿son expresiones infundadas las declaraciones de una humanidad mucho más antigua?
Desarrollo de la humanidad según la Biblia
¿Cuántos habitantes pudo alcanzar la humanidad en 1600 años desde la creación de Adán y Eva? ¿Con quien se casó Caín? ¿Quiénes lo podrían matar? ¿De cual faz de la tierra se lo expulsaba?
Cuando Adán engendró a Set la Biblia dice que tenía 130 años. Set vino a sustituir a Abel, el cual Caín lo asesinó. La sustitución tenía que ver, según los preceptos teológicos, con la línea de la descendencia de la cual se esperaba la redención de la humanidad conectada con la promesa abrahámica. Ahora bien, ¿cuántos habitantes habría en la tierra al cabo de 130 años?¿Cuándo lo mató Caín? Pues bien, si debemos remitirnos al relato bíblico, para cuando Caín se hizo cultivador del suelo y Abel pastor de ovejas, probablemente habrían pasado como mínimo unos 30 años. No sabemos cuantos años vivió Adán en el supuesto paraíso, pero se supone que fueron unos cuantos, lo suficientes para estudiar a los animales y poder ponerles nombres, luego el tiempo que pasó con Eva hasta que desobedecieron a Dios y fueron echados del paraíso. De esta manera, podemos suponer que ambos desarrollaron sus actividades para cuando Adán tendría unos 40 a 50 años. Probablemente, en ese lapso de tiempo de 30 años, Adán y Eva tuvieron otros hijos e hijas. Calculando que Adán y Eva tuviesen como máximo unos 6 hijos cada 10 años, habría unos 7 hermanos y 8 hermanas para el tiempo en que probablemente Caín asesinó a su hermano. Después que lo asesinó Dios lo expulsó de vivir junto con su familia, debiendo convertirse en un errante. El texto de la Biblia que lo describe a su vez incita a la reflexión:
Rbi8 Génesis 4:14
“14
Aquí efectivamente estás expulsándome hoy de sobre la superficie del suelo, y
de tu rostro estaré oculto; y tendré que llegar a ser errante y fugitivo en la
tierra, y es cosa segura que cualquiera que me halle me matará”.
¿Estaba preocupado Caín por la futura prole de su padre que hubiera alguno de ellos que lo asesinara en venganza o por alguno de sus pocos hermanos todos menores que él?
Como eran tan pocas personas, uno puede concluir que posiblemente fue después de más de 30 años, quizás unos 100 años, para cuando Adán tuviera digamos unos 120 años, seguramente antes que naciera Set, y hubiera más habitantes en la tierra. Durante ese lapso de tiempo, de todos modos los hermanos y hermanas menores de Caín no superarían con una tasa de crecimiento tan alta los 60, por lo que alguno de los 27 hermanos menores de Caín podría ser un posible vengador. Luego que Caín huye, probablemente se lleva a alguna de sus hermanas o de sus sobrinas como esposa de la tribu, la única, de su padre Adán. En un período de 100 años, la gran mayoría de sus hermanos y hermanas menores se habrían casado y tenido hijos e hijas, y éstos a su vez al cabo de unos 20 años podrían tener sus propios hijos y así sucesivamente. ¿Cuántos habitantes habría al cabo de esos 100 años? Veamos: Después de los primeros 30 años podemos suponer que las 8 primeras mujeres procrean, unos 6 hijos cada 10 años. Al cabo de los siguientes 30 años tenemos unos 18x8= 144 hijos que son los nietos de Adán, es decir, al cabo de 60 años. No obstante, después de 20 años, los nietos de los primeros 10 años, unos 48, forman sus parejas y comienzan a procrear. Supongamos que la mitad son mujeres, por lo que las 24 tienen unos 144 hijos durante los siguientes 10 años, que son ahora los bisnietos de Adán. A los 30 años comienzan a procrear los nietos de los siguientes 10 años, y así tenemos otros 144 bisnietos más al llegar a los 60 años. ¿Cuántos son en total ahora? Tenemos dos tandas de bisnietos de 144, o sea 288, más los 144 nietos de Adán, más los 60 primeros hijos de Adán, un total de 494 personas incluyendo a Adán y Eva en un período de 60 años a partir de solo unas 17 personas. Esto representa un crecimiento vegetativo del 5,7% anual. A ese ritmo, al cabo de 100 años habría unos 4.700 habitantes. Ahora sí, uno puede visualizar posibles vengadores que podrían acechar a Caín y la expulsión de vivir fuera de un grupo tan grande a considerar solo por la cifra o tamaño. Pero, ¿estarían tan enardecidos los bisnietos de Adán con el envejecido Caín o más bien estaría representando una lucha entre tribus? Además estamos hablando de un crecimiento muy rápido y enorme, porque ¿cuántos habitantes habría con un ritmo de este tipo al cabo de unos 1600 años, fecha en que todos fueron destruidos en el Diluvio?
Aplicando dicha tasa de crecimiento vegetativo sin tomar en cuenta los que hubieran muerto durante el transcurso de ese tiempo tendríamos:
Total en
1600 años al 5,7% anual..........................:
2,09786E+39 |
Es una cifra astronómica, un 2 seguido de 39 ceros. Es imposible que crecieran a un ritmo tan elevado de manera permanente en esos 1600 años debido a varias razones. Por un lado es muy poco probable que cada mujer tuviera 6 hijos cada 10 años a un ritmo constante durante unos 500 años. Los creyentes se basan diciendo que en esas épocas la especie humana se hallaba muy cerca de la 'perfección', por lo que eran más saludables y vivían mucho más años. Pero éste concepto se basa en la leyenda del Génesis, donde es ineludible que sus relatos no corresponden a hechos reales sino a interpretaciones teológicas. Por otro lado, a medida que una población crece y se hace muy numerosa la presión ejercida sobre la naturaleza de la cual se extrae el sustento actúa a modo de freno. Debemos recordar que no existían técnicas agrícolas como en la actualidad, y el sustento se obtenía principalmente de la caza y la recolección, provisiones regidas por la propia naturaleza. La expansión acelerada se puede mantener con poblaciones bajas, debido principalmente a las limitaciones geográficas de los medios ambientes, las cuales obligarían a éxodos o migraciones masivas. Hay que tener en cuenta que según la Biblia la humanidad era vegetariana, lo que complicaría aún más el panorama de crecimiento poblacional. De todos modos las evidencias arqueológicas muestra que los humanos antiguos cazaban y comían carne antes del supuesto permiso otorgado por Dios a Noé después del diluvio (Gén.9:3,4). Por último, una población de miles de millones de personas hubiera dejado rastros en los sedimentos de la tierra en muchas regiones del planeta. Se han realizado excavaciones de toda clase en distintas partes de la tierra en busca de restos arqueológicos y hasta el momento no se han encontrado huesos humanos ni restos de ciudades en cantidades tan importantes que indiquen que han muerto en una catástrofe de esa naturaleza. Este hecho presupone pensar que no pudieron haber más de mil millones de habitantes diseminados en Europa, África y Asia.
Se pueden realizar cálculos mediante la siguiente tabla
computarizada:
Un análisis de crecimiento poblacional basado en el supuesto hecho bíblico donde menciona una larga vida resulta imposible. Con una tasa de Cv (crecimiento vegetativo) del 1,43% anual en 1600 años treparía a la enorme cifra de 15 mil millones de personas. ¿Porqué con tasas tan bajas como la mencionada ocurre este aumento tan fenomenal? Se debe a que se supone que cada mujer sigue procreando por mucho años, considerando que en aquella época el promedio de vida de cada persona era, según la Biblia, de unos 900 años. En la actualidad, una mujer no suele tener más de 15 hijos como máximo en un período de 30 a 40 años, para cuando declina su aparato reproductivo. No obstante la mayoría de las mujeres que tienen muchos hijos, generalmente no superan los 7 a 10 hijos. En cuanto a las demás, la cantidad de hijos para familias numerosas ronda en un promedio de 5 hijos. Estos aspectos aunado al hecho de una duración de la vida de entre 50 a 70 años mantiene lento el progreso de la masa poblacional. Diferente sería si todos permanecieran vivos por siglos. No sabemos cuándo comenzaba la menopausia en las mujeres antediluvianas, pero suponemos que en base a la leyenda por lo menos podrían procrear hasta los 500 años de edad. Con un promedio de 5 hijos cada 20 años a partir de los 40 años, una mujer podría tener en total unos 115 hijos durante toda su vida reproductiva, y así tenemos semejante proyección de crecimiento. El disparo se produciría prácticamente durante los últimos 200 años, permaneciendo durante 1400 años por debajo de los mil millones y en los primeros 900 años no llegarían a los 800 mil habitantes.
Sin embargo, imaginando este tipo de desarrollo de la población según la Biblia, probablemente habrían ocurrido crecimientos más altos durante los primeros 700 años, para luego reducirse por efectos regulatorios de la propia naturaleza. Por ejemplo, sería muy difícil que en 100 años una sociedad dispersa acostumbrada a vivir solamente de vegetales pudiera incrementarse, en el año 1200, en más de 40 millones de habitantes a partir de 12 millones. Es muy difícil hallar un lugar geográfico apropiado, con cursos abundantes de agua y tierra fértil, para acomodar tan rápidamente semejante cantidad de agricultores sin la existencia de una organización civilizada y con la disponibilidad de los recursos tecnológicos actuales. Mucho menos saltar en los 100 años siguientes con 170 millones de nuevos seres. Este crecimiento representaría 1.700.000 personas por año. Hubiera requerido de una enorme capacidad de organización y transformación expansiva del medio ambiente para adecuarlo en tan solo un siglo para dar cabida a semejante aumento de recursos disponibles, desde unos 53 millones a 220 millones. Y sumamente difícil sería un incremento de 4 mil o 11 mil millones de personas a partir de mil y 4 mil millones respectivamente, considerando que antes del diluvio no solo eran vegetarianos sino que el suelo estaba maldecido, produciendo magras cosechas después de extenuantes esfuerzos. Además, si bien la Biblia nos comenta poco sobre la clase de vida en aquellos tiempos, de todos modos al mencionar que fue un mundo violento, un marco regulatorio natural de grandes incrementos poblacionales serían las guerras por la posesión de las mejores tierras y recursos de agua. Posiblemente la violencia también giraría en torno de la pillería, asesinatos y venganzas, así como de la existencia de enfermedades que causarían muertes prematuras, manteniendo de esta manera reducido el incremento poblacional a partir de cierto nivel alcanzado.
A pesar de estas imposibilidades, existen otras que demuestran que la probabilidad de una alta población antigua es inexistente. Obviamente considerando la longevidad declarada en las Sagradas Escrituras y atribuyendo un lento crecimiento, por más lento que fuera, la humanidad habría trepado a una cifra mayor que la de la actualidad, la mencionada de 15 mil millones. Esto es imposible que haya ocurrido, porque si fuera así, imagínese tan solo si hoy día murieran en un solo año los 6 mil millones de habitantes en un diluvio. ¿Habrían desaparecido todos sus restos, artículos personales y sus edificaciones? Seguramente se encontrarían muchos restos diseminados en distintos lugares y en diferentes estratos superficiales, si no en los terrenos en el fondo de los lagos, así como numerosos artículos personales y restos de las construcciones. Además, si hoy día con 6 mil millones la humanidad está decreciendo su ritmo de crecimiento vegetativo, ¿cómo habría sido posible que antes del diluvio se hubieran desarrollado tantos en un área del planeta mucho más reducida que la actual? Solamente se encuentran restos de poblaciones antiguas indicando importantes cantidades de agrupación de personas en Asia, Europa y Africa. Aunque se han encontrado restos antiguos en América y Oceanía, revelan poblaciones pequeñas. Solamente en América el asentamiento humano previo para el posterior surgimiento de civilizaciones no tienen más de 3.500 años de antiguedad, es decir, muy posteriores al diluvio, como es el caso de la civilización Maya. El imperio Inca, por ejemplo, se desarrolló a partir de muchas tribus ya existentes en la región en forma de una civilización muy importante recién después del año 1.000 de nuestra era, y después de unos 500 años alcanzó a abarcar unos 3 millones de kilómetros cuadrados. Según los especialistas en poblaciones, se cree que no superaron los 16 millones de habitantes, lo que nos da una media de 5,3 habitantes por kilómetro cuadrado. Sin embargo, otro ejemplo más conocido se encuentra en Europa. Durante 1600 años desde principios de la era común la población europea pasó de unos 50 millones a 100 millones, es decir, un crecimiento vegetativo ínfimo, manteniéndose durante siglos en un vaivén difícil de superar hasta que después de 15 siglos comenzó a crecer. Evolución de poblaciones.DOC
En el pasado, antes de la revolución industrial y el desarrollo de la ciencia médica, la vida de la mayoría de las personas eran prácticamente de subsistencia, trabajando en el campo de sol a sol con muy bajos rendimientos lo que obligaba a la mayoría de los habitantes a dedicarse a la producción de alimentos, y padeciendo muchas pérdidas de vidas, especialmente por causa de enfermedades. Una pequeña cantidad de habitantes necesitaban extenderse por amplias secciones de terreno productivo, para dedicarse especialmente a la agricultura. La concentración de habitantes en enormes ciudades como en la actualidad no existían, porque hubiera sido imposible mantener a tantos habitantes desafectados de tareas rurales. Esta circunstancia impedía el aumento exponencial de la población, y seguramente estas mismas condiciones habrían reinado antes del supuesto diluvio, lo que habría impedido el enorme crecimiento calculado. Considerando a partes de Europa(5.000.000 Km2), Mesopotamia(620.000 Km2), Egipto(30.000 Km2), el valle del Indo(1.000.000 Km2) y algunas otras amplias regiones apropiadas para el desarrollo humano agrícola, la superficie total cubierta en unos 1600 años podría haber alcanzado unos 10 millones de Km2. Esta extensión podría haber acomodado en aquellas épocas a no más de 200 millones de personas, y totalmente imposible hablar más de 800 millones, lo que hubiera representado a más de 80 habitantes por Km2.
En 1953, China, uno de los países más populosos del mundo tenía en promedio 64 Hab/Km2, considerando una forma de vida mucho más avanzada que en las épocas antiguas, donde la pesca no estuvo desarrollada y el consumo de carne animal era inexistente según la Biblia. De todos modos, actuales regiones muy propicias para la agricultura durante todo el año, como es el caso de Bangla-Desh, pueden albergar muchísimos habitantes por área. Tan solo en este pequeño país de escasos 150.000 Km2, prácticamente todos cultivables, viven más de 100 millones de personas, con una densidad de más de 800 hab/km2 (125m2/persona). Actualmente corresponde al área más densamente poblada del planeta. Su dieta alimentaria consta principalmente de arroz, lácteos y legumbres-la producción anual apenas llega al kilogramo diario por persona-, no consumen carne vacuna y solamente ingieren una pequeña cantidad de pescados. Existen numerosos ríos en la región y poseen unos 500 kilómetros de costa marítima, y probablemente halla una buena pesca individual para saciar el hambre. El 45% de la población tiene menos de 15 años. Sin embargo, como país se encuentran en el umbral de la inanición y, por otro lado, estas áreas de clima y condiciones tan particulares-donde se cosecha arroz tres veces por año y las legumbres crecen y producen de manera constante-y con una cultura tan característica, son escasas en la geografía y población terrestre. De no ser por las aplicaciones de los adelantos tecnológicos y médicos, la población de Blangladesh hubiera seguido en cifras mucho menores a las actuales, semejantes a siglos pasados, por lo que no queda duda que la cantidad total de habitantes de hace unos 4.500 años, conocidos como antediluvianos, extendidos en las diversas regiones conocidas del pasado no pudo ser muy elevada.
Si miramos cuidadosamente hoy día la evolución de las poblaciones humanas, encontramos que en muchos países africanos existen tasas de Cv del 6% anual. Son realmente muy elevadas, pero no se dan en poblaciones mayores de más de 20 millones de habitantes. Solamente Bangladesh, con una población que supera los 120 millones crece a más del 4% anual con 840 hab/Km2. La India con mil millones de seres crece al 2,6% anual. Igualmente son tasas de crecimientos muy altas, pero no hay que olvidar que estos despegues modernos han sido posibles solo gracias a la revolución industrial y su aplicación a la producción de alimentos y a las mejoras en la medicina. Así la población crecerá hasta el nivel que lo permita el desarrollo tecnológico aplicado a la producción de alimentos en una suerte de equilibrio contrapuesto. China con 1.200 millones crece al 1,8% y el total del mundo lo hace al 2% anual. Una vez alcanzado un techo, la presión ejercida sobre el medio hará muy precario el equilibrio, con lo cual una plaga, un virus o cualquier otra desgracia repercutirá en una disminución drástica de la población y frenará cualesquier avances no sustentables.
Todo este análisis a servido para demostrar que Caín, de haber huido, se hallaba en una tierra poblada por otros humanos como él, pero de familias o tribus distintas. Su temor no tendría que ver con algún tipo de justicia humana que lo persiguiera, ni siquiera puede considerarse una venganza por parte de los propios padres. Lo único objetivo a considerar podría ser un temor que se hallaba fundado en la no aceptación de un fugitivo o extraño sobre el cual hubiere un rumor de atribuírsele asesinato. Eso obligaba a seguir siendo fugitivo, es decir, debiendo esconderse y viajar de un lugar a otro continuamente. Nadie lo habría querido acoger como parte de una sociedad tribal o familiar. Si no habrían existido otros grupos humanos y todos eran parte de una misma familia, la tierra era bastante grande como para hallarse tan cerca de ellos para transmitirle temor alguno. Con solo alejarse 1000 kilómetros habría dejado de ver para siempre a los miembros de su familia. Pero parece obvio que no fue así.
Es interesante ver los descubrimientos actuales sobre civilizaciones antiguas. Grandes asentamientos solo son conocidos en algunos lugares de la tierra correspondiendo a fechas relativamente recientes, como la egipcia, la maya, la griega y la china. No obstante, rastros de vida humana se hallan en muchas partes de la tierra. Son abundantes los datos sobre poblaciones en Mesopotamia y Egipto antiguos, así como en Europa, Africa del sur y China, que van desde los 10.000 años hasta cientos de miles de años en el pasado en algunos casos. Otros ejemplos están en Australia y Nueva Guinea, donde se han descubierto en cuatro lugares distintos restos humanos fechados entre 38.000 a 47.000 años.
Construcciones famosas de más de 4.300 años de antiguedad
En el mapa siguiente donde aparece el sur de Asia y Australia, se pueden pareciar los lugares donde se hallaron evidencias de vida humana mucho anterior a la escasa cantidad de tiempo otorgada por la Biblia.
Poblamientos primitivos en Australia publicado hace unas décadas.
La siguiente ilustración permite apreciar los distintos lugares del planeta en donde es posible rastrear la existencia de humanos hasta fechas tan alejadas como en 100.000 años atrás.
Sitios arqueológicos para el año 2000
No se trata de especular sobre decenas de miles de años en todo lugar como arguyen los creacionistas, porque hasta ahora en el continente americano, después de haber datado miles de muestras, no se han encontrado vestigios de vida humana anteriores a los 15.000 años, tal como se a hallado en otras partes del mundo. Pero de todos modos anteceden a la fecha que la Biblia da para el Diluvio. Una enciclopedia dice lo siguiente con respecto a esta gran área del planeta:
En el continente americano, sin embargo, ningún
rastro humano tiene más de 15.000 años, y los únicos ejemplares óseos que
cuentan algunos miles de años pertenecen todos al Homo sapiens sapiens. Por
tanto, parece que la evolución biológica que derivó en el hombre moderno tuvo
lugar en el Viejo Mundo.[1]
De modo que se puede detectar una larga vida humana en el pasado. Para tiempo mayores a los 100.000 años las evidencias arqueológicas revelan restos humanos de especies distintas en Asia, Europa y Africa. Pasando el millón de años solo se pueden encontrar restos óseos más semejante al humano pero de conexión animal. Con respecto a la existencia de pueblos americanos anteriores a la fecha para el diluvio bíblico, es muy abundante la información arqueológica disponible en la actualidad. Por ejemplo, sobre la cultura Clovis, datada en unos 13.000 años de antigüedad, se han descubierto en cientos de lugares dispersos por una vasta región del sur de Norteamérica y México, en la cual se ha podido comprobar que colonizaron toda esa región en un período de unos 800 años. (Indígenas americanos) En Chile, en la localidad de Monte Verde, se han descubierto restos humanos y asentamientos antiguos que han sido datados con mucha seguridad entre 12 a 13 mil años a. E.C. En Brasil se han descubierto vestigios muy antiguos y pinturas rupestres que pueden llegar a datarse con mayor precisión como más antiguas que la cultura Clovis. (Serra da Capivara) En los años 80 un grupo de investigadores universitarios encabezados por Jorge Fernández, clasificaron e identificaron los restos humanos de Haichol, una localidad cercana a Las Lajas (35 Km.) en la provincia de Neuquén, Argentina. Se trata de los Láguidos, humanos prehistóricos que en el año 2001 pudo determinarse con total seguridad la antiguedad de los restos fósiles encontrados gracias al perfeccionamiento del método del C14 en laboratorios del Canadá, con un 95,4% de precisión.
En las imágenes de la izquierda pueden verse algunos cráneos hallados en la cueva de Haichol. La misma es una hermética galería de piedra basáltica de unos 9 metros de largo con un promedio de 7 metros de ancho. Se desenterraron de su interior por lo menos los restos de 17 individuos de distintas épocas prehistóricas, separados en cinco capas arqueológicas, acompañados por piezas y elementos que delatan distintas formas de vida. En la capa más profunda había seis cráneos con características similares que permitieron su identificación y últimamente su datación precisa: 6.500 años. Eran personas de baja estatura (1,60 metros los hombres y 1,53 las mujeres) y delgados, de cara fina, nariz ancha y pronunciados arcos superciliares, tal como pueden verse en las imágenes del lado izquierdo. Ya se habían realizado dataciones en los años 80, pero sobre muestras de carbón pertenecientes a fogatas halladas en la capa más antigua. Dado que en aquel entonces para datar los huesos necesitaban 8 gramos del mismo, decidieron no dañar los restos óseos hasta que una técnica futura pudiera datarlos sin afectar tanto material craneano.
Fuente: diario Río Negro, 12 Agosto del 2001.-
El estudio y la investigación resultante de la gran cantidad de descubrimientos
y las miles de dataciones arqueológicas desarrolladas a lo largo del continente
americano han establecido la existencia de poblaciones humanas adaptadas a
distintos climas y medio ambientes con toda seguridad anteriores a los 6.000 de
antigüedad. Por otro lado, los mayores registros fósiles de y relacionados con
humanos, incluyendo a restos más antiguos que los americanos, provienen de
Asia, Africa y Europa. La ciencia que estudia estas antigüedades se llama
Arqueología, y mediante ella podemos apreciar la existencia de seres humanos en
épocas mucho más antiguas que las mencionadas en la Biblia. (Ver Arqueología)
Investigación
arqueológica
Para los arqueólogos resulta fundamental
establecer esquemas cronológicos a partir de los restos y fósiles que
descubren en sus excavaciones. Entre los modernos métodos de datación arqueológicos,
la técnica del carbono radiactivo tal vez sea la más utilizada. Este método
se basa en que las plantas y los animales vivos contienen unas proporciones
fijas de una variedad radiactiva del carbono, denominada carbono 14, que se va
degradando a ritmo constante hasta convertirse en carbono no radiactivo. La
medición de los restos del radiocarbono en madera carbonizada, restos de
plantas, fibras de algodón, madera y otras sustancias, permite determinar con
bastante precisión edades de hasta 60.000 y 70.000 años de antigüedad.
La edad de los antiguos yacimientos fósiles en África
oriental, que datan de hace varios millones de años, se ha podido fijar con
ayuda de otra potente herramienta radiológica: el método del potasio-argón
—el potasio radiactivo, potasio 40, se degrada con enorme lentitud para
convertirse en argón 40.
Las secuencias temporales de los restos arqueológicos
se determinan todavía de forma bastante primaria mediante la observación
meticulosa de la estratigrafía, depósito secuencial de sustancias terrestres
orgánicas y de restos de la actividad humana. Estos depósitos van creciendo
poco a poco y cubren cada una de las fases previas de cualquier asentamiento
humano. Las técnicas utilizadas para determinar las secuencias estratigráficas
incluyen el análisis del suelo, los estudios geológicos y el estudio de restos
animales y vegetales, así como la laboriosa tarea de unir restos de suelos,
fosas de almacenamiento y demás construcciones.[2]
Las organización de cacerías, la utilización del
fuego, el uso de ropa y los enterramientos con un cierto carácter ritual,
estaban ya bien establecidos hace 350.000 años. Hay evidencias que datan desde
hace 30.000 o 40.000 años algunos rituales religiosos, registros sistemáticos
de datos y la existencia de un lenguaje avanzado y unas ciertas normas
necesarias para la organización social. A partir de entonces, el género Homo
comenzó a conformarse en el actual Homo sapiens.[3]
Otro gran descubrimiento ocurrido en España hace 25 años y que transporta la edad de los humanos a cientos de miles de años al pasado es conocido como la sierra de Atapuerca. Es el principal yacimiento paleontológico de la humanidad donde se sigue descubriendo fósiles humanos y todavía se cree que faltan muchos años para terminar de explorar y analizar. Es una colina baja, en el valle del río Arlazón, a pocos kilómetros de la ciudad de Burgos. Bajo la sierra se extienden las ramificaciones de una cueva excavada hace millones de años por la naturaleza,, cuyo espacio fue usado como refugio por hombres y animales. Con el paso del tiempo fue rellenándose de una arcilla que guardó capa por capa los huesos de distintas criaturas así como de humanos, herramientas de piedra y hasta huellas dejados por osos hasta llegar al techo y sellarse para siempre.
Alli
se han encontrado hasta ahora especies catalogadas de Homo heidelbergensis
desde 200 a 400 mil años de antiguedad. Pero el mayor descubrimiento es un
nuevo tipo de Homo, el antecessor, datado en mas de 780.000 años.
¿Cómo puede ser esto? Veamos.
Complejo arqueológico español, situado en la
sierra homónima, en las proximidades de la ciudad de Burgos, que ha mostrado
los más antiguos fósiles humanos de Europa (anteriores a 800.000 años) y una
abrumadora colección paleoantropológica, algo más moderna, sin parangón para
el estudio de las poblaciones europeas de la edad de piedra, tanto más
importante cuanto que su investigación ha permitido conocer las del paleolítico
inferior evolucionado.
En la imagen que se incluye en este
párrafo puede observarse la formación de un yacimiento fósil de restos
humanos que son excavados de la roca. Fue encontrado como consecuencia de abrir
un camino de montaña para un ferrocarril minero.
El
conjunto arqueológico
Los
yacimientos, que se sitúan en diferentes puntos de un intrincado modelado
labrado en las calizas cretácicas de la sierra de este nombre, acogen una
mezcla confusa de sedimentos pleistocénicos. A uno de ellos, la Sima de los
Huesos, se accede desde la denominada Cueva Mayor; no así a los restantes
—Gran Dolina, Galería, Sima del Elefante, Cueva del Mirador—, a los que se
llega desde el exterior, ya que la sección de sus depósitos se manifiesta
limpiamente en las paredes de una expeditiva trinchera para un ferrocarril
minero, cortada en la falda oeste de la montaña.
Una prospección de Cueva Mayor efectuada en 1911
por Carballo inauguró las investigaciones en Atapuerca, sin reparar en la
importancia de la Trinchera hasta los trabajos preliminares de Crusafont y Jordá
en la década de 1960. Sin embargo, el proyecto, actualmente en marcha, no se
inició hasta el año 1974 a raíz del descubrimiento de los primeros restos
humanos pre-neandertales en la Sima de los Huesos. Desde entonces las
excavaciones se han sucedido ininterrumpidamente tanto allí como en la
Trinchera, corriendo a cargo de un acreditado equipo de paleontólogos, geólogos
y prehistoriadores, bajo la dirección de los doctores Juan Luis Arsuaga
Ferreras, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell Aguirre.
Vaciado
prácticamente el yacimiento de Galería (TG), donde se detectaron áreas de
actividad humana atribuidas al achelense, el grueso de la excavación acometida
en Trinchera se ha trasladado a Gran Dolina, un inmenso embudo colmatado por 18 m
de sedimentos arcillosos, cuyo relleno se divide en once niveles numerados
consecutivamente de base a techo. Once niveles que reflejan una secuencia
paleontológica continua, correspondiente al último millón de años, en la
que, sin embargo, las huellas de actividad antrópica —muy particularmente
restos de piedra tallada— se limitan a los denominados TD (Trinchera Dolina)
3, 4, 5, 6, 7, 10 y 11.
Los
principales hallazgos
El documento estelar es sin duda TD6, el ‘estrato
Aurora’, por haber proporcionado una fauna representativa del final del
pleistoceno inferior, con la especie Mimomys savini como principal protagonista;
por asociarse a él un conjunto de herramientas líticas talladas, todavía no
muy relevante al reducirse la superficie excavada a 6 m2, pero que no ha dudado
en calificarse como pre-achelense, y, muy en particular, por el sensacional
descubrimiento de 36 restos humanos correspondientes a un mínimo de cuatro
individuos, que pasan por ser, dada su anterioridad al episodio de inversión
magnética de Matuyama-Bruhnes (hace 780.000 años), los huesos humanos más
antiguos descubiertos en el continente europeo.
Tal vez la pieza más destacada de este conjunto
sea el frontal de un adolescente cuya capacidad craneana se estima en 1.000 cm3,
algo superior a la de los arcántropos javaneses de Trinil y Sangirán. De otra
parte, el tamaño relativamente reducido de las piezas dentales postcaninas ha
impulsado a compararlas con las del Homo habilis africano. Pero, al mismo
tiempo, ciertos rasgos mandibulares apoyan la relación de estas primitivas
poblaciones europeas con los propios moradores mesopleistocénicos de Atapuerca
de avanzado el paleolítico inferior (aquellos registrados en la Sima de los
Huesos, como veremos), insinuando su condición de antepasados de los mismos.
Conocidos ciertos documentos antropológicos de notable antigüedad en el este
de Europa y en el Próximo Oriente —la mandíbula de Dmanisi, en Georgia (1,5
millones de años) o la estación palestina de Ubeidiya (1,4 millones de años)—
faltaban hasta ahora en el oeste del continente fósiles de edad comparable, lo
que contribuyó a que ciertos autores, como Gamble, defendieran que su
colonización sólo habría tenido lugar hace poco más de medio millón de años.
Los descubrimientos de Gran Dolina acreditan una ocupación humana de la península
Ibérica de unos 800.000 años de antigüedad, y no descartan fechas aún más
antiguas, a juzgar por ciertos indicios de actividad antrópica detectados en
TD3 y TD4.
La Sima de los Huesos, que rivaliza en celebridad
con Gran Dolina, destaca no por la antigüedad del depósito —con ser
considerable, ya que remite al pleistoceno medio—, sino por su excepcional
contenido: hasta 1994, todavía a medio excavar, más de 13.000 restos esqueléticos,
lo que representa, con enorme diferencia, el conjunto de fósiles humanos más
importante recuperado nunca en yacimiento alguno del paleolítico inferior. De
hecho, la Sima aportaba entonces más del 70% de los restos humanos fósiles de
todo el mundo correspondientes al pleistoceno medio, desplazando inesperadamente
a un segundo plano a estaciones legendarias como L’Aragó (Francia),
Chu-ku-tien (China), Petralona (Grecia), Verteszöllos (Hungría) o Steinheim
(Alemania).
En realidad, el locus no es más que una minúscula
cavidad situada al pie de una sima de 13 m de profundidad, pero en la que
se acumulaban, junto a huesos de oso de las cavernas —no los hay de otro tipo
de fauna, ni tampoco utensilio alguno de piedra—, los restos de cerca de tres
decenas de esqueletos humanos, con una antigüedad mínima de 130.000 años, al
decir de las dataciones U-Th y ESR de los espeleotemas que cubrían el depósito.
La feliz conjunción en la Sima de individuos de
ambos géneros y de diferentes edades ha sido fundamental para conocer el
acusado dimorfismo sexual de estas poblaciones pre-neandertales a las que
(Arsuaga y Bermúdez de Castro) consideran herederas del muy antiguo Homo
heidelbergensis de TD6 y estrechamente emparentadas, hasta el punto de no rehuir
su inclusión en una misma especie, con los clásicos hombres de Neandertal del
paleolítico medio.
La acumulación en la Sima de un número tan
elevado de cadáveres completos se presta a distintas interpretaciones. La hipótesis
más verosímil habla de una catástrofe natural, tal vez una repentina inundación
de la galería que hubiera arrastrado hasta allí los cuerpos; pero no se
descarta que pudiera constituir la expresión de una verdadera práctica
funeraria, en cuyo caso nos hallaríamos ante la única sepultura conocida
anterior al paleolítico medio.
Algún dudoso indicio de pinturas rupestres
atribuidas al paleolítico superior, y una serie de ocupaciones neolíticas y de
la edad del bronce acreditadas en Cueva Mayor, completan la panorámica de los
yacimientos prehistóricos de la sierra de Atapuerca.
El
Homo antecessor
El equipo
científico español responsable del estudio del yacimiento de Atapuerca recibió
el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica en 1997. El 30 de
mayo de ese año, publicó en la prestigiosa revista estadounidense Science, una
tesis sobre los resultados obtenidos en este proyecto, que supone un auténtico
reto para la comunidad científica internacional. Los restos fósiles humanos
hallados durante las campañas de 1994, 1995 y 1996 en el llamados locus Gran
Dolina, concretamente en el estrato Aurora de su nivel Trinchera Dolina 6 (TD6),
han sido lo suficientemente significativos como para dar origen a una hipótesis
que bautiza a los individuos cuyos restos han sido encontrados como parte de una
nueva especie del género Homo: el Homo antecessor. De verificarse las
afirmaciones del equipo codirigido por Juan Luis Arsuaga Ferreras, José María
Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell, el Homo antecessor revolucionaría todos
los presupuestos teóricos existentes en la actualidad en los campos de la
prehistoria y la paleoantropología. La cadena evolutiva de la especie humana,
muchas veces trazada, otras tantas corregida, pero siempre carente de un eslabón
que le diera continuidad cronológica y, por tanto, legitimación científica,
puede verse ahora completada.
Los 86 restos del supuesto Homo antecessor hallados en el antedicho estrato de TD6, pertenecen a cráneos y mandíbulas de seis individuos (dos niños menores de seis años, uno mayor de diez, uno de trece o catorce y dos adultos) que vivieron hace casi 800.000 años. Sus características antropomórficas parecen independizarles de cualquier similitud con otros restos fósiles hallados hasta la fecha en Europa, pero posibilitan la conexión entre ellos. La anterior teoría, que afirmaba que los ‘europeos’ más antiguos vivieron, como mucho, hace 500.000 años, quedaría desmontada. El Homo antecessor, que debió parecerse mucho en su físico al hombre actual, podría haber sido ese elemento que otorgaría un carácter continuo a la línea evolutiva del género Homo. Si bien la especie común a partir de la cual éste evolucionó fue recientemente identificada, el llamado Homo ergaster
Cráneo de Homo ergaster
(localizado en Kenia y que vivió entre hace 1,5 y 2 millones de años), existía
una gran variedad de teorías para explicar sus posteriores secuencias hasta
llegar al resultado conocido, el Homo sapiens sapiens actual. Según lo apuntado
por los últimos descubrimientos de Atapuerca, el Homo ergaster debió rebasar físicamente
su originario reducto africano hace aproximadamente 1 millón de años. A partir
del movimiento espacial de aquella primera especie del género Homo, sus
individuos comenzarían un desarrollo propio en Europa que conduciría a una
bifurcación evolutiva. Por un lado, hacia el llamado Homo heidelbergensis, que
a su vez derivaría en el Homo sapiens neanderthalensis (luego extinto,
posiblemente por inadaptación frente a otras especies). Por otro, hacia el Homo
sapiens sapiens. El Homo antecessor se situaría en los primeros momentos de
dicha bifurcación, siendo una de las primeras fases evolutivas en Europa del
Homo ergaster. No habría habido, pues, un segundo movimiento migratorio desde
África (como algunos defendían) hacia Europa, esta vez de especies sapiens
desarrolladas en el continente africano. Si bien parece demostrado que el primer
hombre nació en África, Atapuerca podría dar las claves para pensar que la
especie sapiens que acabaría por habitar en Europa surgió con aquel primer
ergaster africano. A partir del Homo antecessor de Atapuerca habrían surgido el
Homo sapiens sapiens y una rama extinta, la del Homo heidelbergensis, especie
preneanderthalensis a la cual pertenecen los restos fósiles de 32 individuos de
300.000 años de antigüedad hallados en el otro gran locus de Atapuerca: la
Sima de los Huesos, cuya vívida reconstrucción ya fue posible gracias a su
magníficamente conservado ‘cráneo número 5’.
Algunos cráneos de Homo heidelbergensis hallados en Sima de los Huesos, con el cráneo nº 5 a la izquierda
Otro hecho ha redundado en la dimensión del
descubrimiento del Homo antecessor. Mientras que los 32 individuos encontrados
en la Sima de los Huesos permitían creer que esta profunda fosa habría servido
como lugar de enterramiento durante años al grupo humano al que aquéllos
pertenecían, los huesos de sus seis antepasados de la Gran Dolina (situada a 1 km
de distancia) fueron depositados de manera bien distinta en su último lugar de
descanso. Los estudios de paleontología comparada efectuados sobre los fósiles
del Homo antecessor revelan que las huellas y marcas de desgarro que los
caracterizan, son exactamente iguales a las reconocidas en los restos de
animales encontrados junto a ellos, y que se corresponden con los cortes
producidos por utillaje lítico coetáneo. Ello es debido a que, de forma
conjunta, los seis especímenes de Homo antecessor y la paleofauna asociada a
ellos en el estrato Aurora, sirvieron de alimento a otros homínidos que
practicaban la antropofagia, no pudiéndose establecer, por el momento, si se
trataba de miembros de otro grupo de antecessor o, incluso, de individuos de
otra especie del género Homo con quienes hace 780.000 años convivieron en este
lugar.[4]
La antigüedad de los fósiles de Atapuerca está fuera de toda duda
Extraida de : Diario de Burgos Fecha : 30/07/2001 Referencia : 0110
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El investigador Christophe Falguères ha trabajado durante unos días en
Atapuerca, comprobando in situ los trabajos que intentan verificar la edad de
los objetos extraídos. Christophe Falguères, un prestigioso geólogo
parisiense, ha comprobado durante cuatro jornadas los trabajos de fechado de
fósiles en las excavaciones de Atapuerca. El científico es especialista en
datación, esto es, poner la fecha a los restos que se extraen de los
yacimientos.
Christophe, que se muestra sorprendido por el gran interés que despiertan los yacimientos, destaca la importancia que tiene la datación de los hallazgos, para comprender su posible repercusión. Los procesos que se siguen en Atapuerca para averiguar la edad cronológica de los objetos son similares a los usados en muchos yacimientos del mundo. Se buscan en los estratos restos de flora y, sobre todo, de fauna, especies cuya aparición y extinción se conozca, y después se fecha cada estrato. De esta manera se obtiene una datación muy fiable.
ESTRATOS PECULIARES
En las excavaciones de la sierra burgalesa, concretamente en Gran Dolina, la estratificación es «muy coherente». El experto en datación, un habitual en los yacimientos burgaleses, señalaba la suerte que ha tenido al poder datar las capas de esta zona, donde «se encuentran edades más bajas según desciende la estratigrafía, lo que no suele ser muy normal». En Dolina existen varios niveles cronológicos, nombrados con letras y números. Los estratos más interesantes son los de más antigüedad: el TD6 y el TD4. El TD6 alcanza los 800.000 años, la época del «Homo Antecessor». Christophe Falguères confirma que en esta capa se han hallado restos animales contemporáneos de los humanos. La esperanza radica en que en el nivel TD4 -que supera el millón de años de edad- se consiga hallar algún fósil que confirme la presencia humana en esta época.
En cuanto a las técnicas empleadas en las excavaciones para datar los restos, Christophe indica que se combinan diferentes métodos. Tras realizar un despiece en capas de los hallazgos, se utiliza el uranio para realizar análisis y luego se aplica el «electro spin», una forma muy fiable de establecer la edad de fósiles de gran antigüedad. El francés recalca la gran exactitud que tienen los métodos actuales utilizados para establecer la edad cronológica de las piezas extraídas en los yacimientos, y no duda al afirmar que, con estos y con los procesos de fechado de estratos «es muy difícil poder cometer errores en cuanto a la datación».
HOMBRE DE ORCE
Por otra parte, el geólogo afirma no creer «que en Orce se hayan encontrado restos humanos». Sin embargo sí que expresa su deseo de que se pueda conseguir encontrar partes de esqueletos de homínidos, puesto que ya se han hallado utensilios -supuestamente utilizados por el hombre- con una edad superior al millón de años.
Atapuerca, texto completo
Ficha Técnica 21 Datar con dientes y con imanes
La datación de estratos es el mayor problema de arqueólogos y paleontólogos.
A lo largo de los años se han ido desarrollando métodos para determinar
la edad de una capa de sedimento y de los fósiles que contiene. Muchos se
han usado en la Sierra de Atapuerca, pero Dolina presentaba un problema. Era
demasiado antigua para los métodos habituales. Al final se usaron dos métodos,
cuyos datos se cruzaron permitiendo tener una idea clara de las edades de
los distintos tramos de la Dolina: la Bioestratigrafía y el
Paleomagnetismo. La datación bioestratigráfica se basa en la presencia o
ausencia de organismos, y en los cambios que las especies han ido sufriendo
a lo largo del tiempo. Si, por ejemplo, se sabe que determinado animal no
surge hasta hace un millón de años y se extingue hacia los 700.000, su
presencia en un estrato nos indica que se formó entre esos años. De
ahí la importancia de la rata de agua Mimomys savini en TD-6, ya que desapareció
de Europa alrededor de 600.000 años. La idea era simple: la presencia de
este roedor determina que un estrato supera los 600.000 años de antigüedad,
que era la fecha límite propuesta para la llegada de los seres humanos a
Europa. M. savini además es fácil de identificar. Su presencia en TD-6
confirmó que aquellos restos humanos sobrepasaban los 600.000 años de
edad. El siguiente salto se produjo desde una dirección inesperada. Nuevos
datos paleomagnéticos le dieron un empujón a la datación de TD-6. Las
fechas se habían obtenido por otro procedimiento, basado en el magnetismo
de la Tierra. Nuestro planeta posee un campo magnético que orienta
nuestras brújulas según el eje de rotación. La Tierra es una dínamo. El
núcleo terrestre tiene dos capas: el núcleo interno es férrico y sólido;
el núcleo externo es líquido. El campo magnético se produce por el
movimiento del núcleo líquido que da lugar a un movimiento diferencial entre
ambos y genera una dinamo. Como los polos magnéticos están muy cerca de
los polos geográficos, la aguja siempre señala en la dirección Norte. Como
tantas otras cosas, el campo magnético terrestre "fosiliza". Los minerales
que componen determinadas rocas tienen propiedades magnéticas y se
orientan según el campo magnético terrestre en el momento de su formación.
Entre estas rocas están las lavas y las arcillas, ambas ricas en minerales
de hierro. Ahora bien, el campo magnético terrestre varía con el tiempo.
En determinados momentos del pasado el campo se invirtió.
Los geólogos no están muy seguros de por qué o cómo se produce este fenómeno,
pero ha ocurrido muchas veces. La dinamo del centro de la Tierra cambia su
comportamiento y el campo desaparece temporalmente, para reaparecer en
sentido inverso. Durante este periodo la aguja de una
brújula señalaría al Sur. En algunos periodos los cambios han sido casi continuos
durante algún tiempo, para luego estabilizarse en una u otra
orientación. La actual situación de orientación "normal" empezó
hace 780.000 años. La época anterior tenía su campo magnético
invertido. Se
conoce con precisión la fecha y duración de cada uno de los periodos de polaridad
normal e inversa. Si un estrato tiene polaridad inversa podemos
averiguar cual es, comparando las fechas con los datos bioestratigráficos.
La inversión que permitió datar TD-6 es la última conocida. Su polaridad inversa
significa que su edad es superior a 780.000 años.
Ficha Técnica 10 Neandertales, una cabeza peculiar
Periodo histórico, o más exactamente prehistórico,
en el cual el instrumental empleado por el hombre estaba construido
principalmente con piedra, pero también con hueso, cornamentas de cérvidos o
madera. El término ‘edad de piedra’ abarca casi toda la existencia del
hombre, puesto que comienza con los útiles más antiguos hallados por la
arqueología y finaliza en algunas zonas del mundo, como Australia y Polinesia,
tan sólo hace dos siglos, cuando el uso del metal (hito que marca el final de
la edad de piedra) fue difundido por los europeos. Piedra
tallada Blombos, Sudáfrica
A mediados del siglo XIX, los expertos europeos en
antigüedades establecieron con certeza que el hombre vivió en tiempos remotos
al mismo tiempo que una serie de animales extinguidos. Además, determinaron que
las piedras que en siglos anteriores se denominaban ‘piedras del rayo’, eran
útiles humanos antiguos y que la época de la piedra tallada precedía en el
registro arqueológico a la piedra pulimentada, aún sin saber nada sobre la
difusión o duración del periodo en que fueron empleados. La edad de piedra,
que precede a la edad del bronce y a la edad del hierro, fue posteriormente
subdividida por el naturalista y político británico John Lubbock en distintas
fases. En 1865 acuñó los términos ‘paleolítico’ (del griego paleo,
‘antiguo’, y lithos, ‘piedra’) y ‘neolítico’ (de neo, ‘nuevo’)
para definir los periodos de piedra tallada y pulimentada respectivamente.
Paleolítico
El paleolítico, que constituye casi el 99% del
registro arqueológico mundial, fue subdividido en tres grandes fases sucesivas:
paleolítico inferior, medio y superior.
El paleolítico inferior cubre un vasto periodo que
se inicia con los primeros útiles líticos reconocibles hallados en yacimientos
de Etiopía, fechados hace unos 2,5 millones de años. No obstante, los primeros
seres humanos debieron haber usado útiles mucho antes de esa fecha. Los que
fueron fabricados con materiales orgánicos se han desintegrado y los de piedra
sin trabajar son irreconocibles como instrumentos. Los útiles tallados a partir
de piedras son los únicos que permiten ser reconocidos como tales. Los
instrumentos líticos más simples reciben el nombre de choppers (cantos
trabajados monofaciales) y chopping tools (cantos bifaciales) que constituyen la
denominada cultura de los cantos trabajados, propia del Homo habilis. Fueron
tallados mediante percutores con la intencionalidad de crear una serie de útiles
rudimentarios apuntados o con filos por una sola cara, empleados para cortar,
perforar o raer. A veces se denominan instrumentos olduvainenses, por los
hallazgos de la garganta de Olduvai (Tanzania), donde se han descubierto
numerosos restos de presencia humana que constituyen los testimonios de la
tecnología más antigua y duradera de la humanidad, ya que permanecieron en uso
durante millones de años. El filo de un útil de sílex o cuarzo es
extremadamente cortante; se puede romper o embotar, pero a su vez puede ser
retallado o simplemente desechado para reemplazarlo fácilmente por otro
instrumento, dada la disponibilidad de piedra apropiada. El siguiente paso fue
el tallado de bifaces, trabajando bloques seleccionados de piedra por ambas
caras hasta darle la forma deseada, en ocasiones muy sofisticada, como la del
bifaz simétrico y piriforme, encontrado en grandes cantidades en el Viejo
Mundo, que fue probablemente un instrumento multiusos (presentaba un largo filo
puntiagudo y cortante y un extremo engrosado a modo de cabeza de martillo).
Estos bifaces hicieron su aparición durante la existencia del Homo erectus
(antepasado directo del Homo sapiens), del que se han encontrado restos desde el
sur de África hasta el Sureste asiático y que abarca un periodo iniciado hace
1,8 millones de años y que se extendió hasta hace unos pocos centenares de
miles de años (véase Evolución humana). Los bifaces debieron ser, por tanto,
unos útiles prácticos y eficientes. El achelense constituyó una de las etapas
más importantes del paleolítico inferior, aunque no fue una etapa uniforme.
Recibió tal nombre del yacimiento de Saint-Acheul (norte de Francia),
caracterizado por la presencia de bifaces, hendedores y triedros. La denominada
técnica levallois supuso un notable avance; apareció en diferentes lugares y
fechas durante este periodo, probablemente de forma espontánea y no por
aculturación. Se denominó así por el yacimiento homónimo localizado en
Francia. Esta técnica consistía en trabajar un núcleo de sílex de grano
fino, de tal forma que se obtuvieran fragmentos denominados lascas, grandes,
planas y con filos cortantes, de tamaños y formas preconcebidas; pero fue en el
paleolítico medio cuando alcanzó su máximo desarrollo. El paleolítico
inferior comenzó en Europa a inicios del cuaternario y finalizó con la aparición
del hombre de Neandertal hace 120.000 años.
Respecto de los hallazgos relativos al paleolítico
inferior en lo que es en la actualidad España sobresale el yacimiento del
Aculadero (Puerto de Santa María, Cádiz). Todos los indicios señalan que la
industria hallada en tal lugar corresponde a la cultura de los cantos tallados.
Se calcula que tiene unos 700.000 años de antigüedad. Este yacimiento muestra
que existieron grupos humanos que fueron asentándose en la península Ibérica
y dirigiéndose hacia el norte. Otra importante zona de ocupación humana es la
zona del Guadalquivir y las depresiones (hoyas) de Guadix y de Baza (Granada),
en especial el yacimiento de Venta Micena, situado en las proximidades de Cúllar-Baza,
donde aparecieron los polémicos restos del que se creyó, hasta 1997, hombre de
Orce (en realidad, un équido). Otro yacimiento fundamental del paleolítico
inferior español es Atapuerca (Burgos), donde se han hallado numerosos restos,
investigados en la actualidad.
El paleolítico medio es un periodo mal definido
que comenzó en distintas fechas según las zonas. Está identificado con el
llamado tecnocomplejo musteriense (nombre derivado del abrigo rocoso de Le
Moustier, al suroeste de Francia), que se extendió desde hace 180.000 hasta
hace 40.000 años, y coincidió ampliamente con la presencia de los
neandertales. El musteriense se caracterizó por el desarrollo y
perfeccionamiento de los útiles ya conocidos, los cuales redujeron su tamaño,
y la fabricación de objetos sobre lascas: puntas, raederas y bifaces. Este
periodo es denominado en África edad media de piedra y abarca desde hace
150.000 años hasta hace 30.000 años. En ese continente no se han localizado
bifaces pero sí se han encontrado ensamblados diversos útiles de pequeño tamaño,
denominados microlitos. Algunos de estos ensamblajes están asociados a restos
humanos anatómicamente modernos.
En el caso español, el paleolítico medio estuvo
igualmente caracterizado por su asociación a la presencia del hombre de
Neandertal, aunque hoy día se rechaza la absoluta identificación del
musteriense con esta especie. Junto al instrumental lítico, aparecen objetos óseos.
El numero de yacimientos aumenta de forma muy considerable; existen al aire
libre y en cuevas, entre las que destaca la cueva de Morín (Cantabria).
El paleolítico superior europeo corresponde ya a
la presencia del hombre moderno y está asociado a una amplia variedad de útiles
de piedra, hueso, cornamenta y marfil, incluidos propulsores, arpones y agujas.
El utillaje lítico de este periodo comprende una extensa variedad de
instrumentos muy especializados (leznas, raspadores, grabadores) realizados
principalmente sobre hojas y láminas (esto es, lascas largas, estrechas,
delgadas y con filos paralelos, extraídas probablemente de un nódulo golpeado
con un punzón y percutor, más que de forma directa con un martillo). El paleolítico
superior en Europa está dividido en tres grandes etapas: el auriñaciense y
perigordiense; el solutrense y el magdaleniense. En España se observan
diferencias entre la región cantábrica y la zona levantina. Algunas fases están
asociadas a magníficos ejemplares de útiles líticos. En el sur de Europa,
durante el solutrense, se fabricaron puntas planas y delgadas en forma de hoja,
trabajadas por ambas caras. En el hemisferio norte, el paleolítico superior
acabó hace unos 10.500 años con el fin de la glaciación. En África este
periodo recibe el nombre de edad de la piedra final y se extendió hasta la edad
del hierro (pocos siglos antes o después de Cristo, según las diversas zonas)
o incluso hasta tiempos históricos, incorporándose de este modo a lo que en el
Viejo Mundo se denomina neolítico. En América, la etapa más antigua de
presencia humana es llamada periodo paleoindio, que comenzó hace 15.000 años
(algunos autores remontan su inicio hasta hace unos 50.000) y concluyó hacia el
5000 a.C. aproximadamente. Está caracterizado por una serie de puntas
cuidadosamente talladas en piedra como las puntas Clovis y Folsom en el norte y
las puntas de cola de pez en el sur.
Un hecho destacado es que la perdurabilidad del
utillaje lítico en el paleolítico es muy engañosa. Llega hasta nosotros
gracias a su naturaleza pétrea y su abundancia no refleja necesariamente su
importancia. Se han llevado a cabo estudios de cómo y por qué los pueblos
primitivos actuales emplean los útiles líticos, además de análisis microscópicos
que han permitido comparar modos de utilización y las huellas de uso en el
utillaje prehistórico con los actuales, utilizados para funciones específicas
con y sobre diversos materiales. Todas estas investigaciones han sugerido que
muchos de estos instrumentos fueron utilizados para obtener y trabajar
materiales orgánicos y que el empleo de la madera fue de enorme importancia en
el utillaje paleolítico. Han pervivido hasta nuestros días pocos objetos de
madera correspondientes al paleolítico inferior y medio, como es el caso de un
par de puntas de lanza y un receptáculo en Europa y una delgada placa
cuidadosamente fabricada, en Japón.
Grupos
humanos del Paleolítico
A lo largo de todo el paleolítico el hombre fue
cazador y recolector aunque también se dedicó a la pesca. De hecho, durante la
mayor parte del paleolítico inferior los primeros seres humanos
(Australopithecus, Homo habilis y Homo erectus) fueron probablemente más carroñeros
que cazadores. Fue en el paleolítico medio y superior cuando se realizaron
actividades de caza propiamente dicha, efectuadas con medios más apropiados y
en batidas comunales. Los cazadores centraron su actividad en herbívoros como
caballos, bisontes, cabras, ciervos y antílopes, dependiendo de cada región y
del clima, que fluctuó durante toda la época glacial. La caza mayor, como el
mamut, fue escasa en comparación con la caza menor, aunque es cierto que la
actividad depredadora del hombre influyó en su extinción y en la de otras
especies de megafauna en diversas partes del mundo. En las llanuras de Norteamérica,
los cazadores explotaron las manadas de bisontes en batidas masivas, provocando
estampidas hacia barrancos donde los mataban posteriormente. Los grupos humanos
del paleolítico parecen haber sido extremadamente nómadas, desplazándose según
las estaciones siguiendo a las grandes manadas. Durante el paleolítico inferior
debieron vivir principalmente en pequeños campamentos, de los cuales se han
encontrado restos en yacimientos al aire libre, algunos de ellos en terrazas de
ríos, aunque también ocuparon cuevas como el caso de Zhoukoudian (China) o
Tautavel (Francia). En el paleolítico medio y superior se ocuparon de forma más
intensa las cuevas y los abrigos rocosos, pero el hombre continuó viviendo al
aire libre. En el paleolítico inferior se construyeron algunos refugios
rudimentarios, como los de las dunas de Terra Amata (Niza, sur de Francia), pero
en el paleolítico superior hay testimonios de ligeros entoldados y, en Europa
central y oriental, de sofisticadas cabañas hechas con cientos de huesos de
mamuts.
Se estima que se empezó a emplear el fuego hace
1,5 millones de años. Abundan restos de hogares en los lugares de habitación
del paleolítico medio y superior. En principio fue utilizado probablemente como
medio de iluminación, de calefacción y de protección contra animales
salvajes, pero con el paso del tiempo se emplearía también para cocinar
alimentos. En el paleolítico superior se utilizó para calentar los bloques de
piedras a fin de facilitar su trabajo, para alterar el color de los pigmentos
minerales y en algunas zonas, como Moravia y Japón, para cocer figurillas de
arcilla. Los grupos humanos del paleolítico medio practicaron ya con toda
probabilidad la navegación. El hombre llegó a Australia al menos hace unos
55.000 años. Esto significa que cruzó al menos 100 kilómetros de mar abierto,
puesto que Australia nunca estuvo unida al Sureste asiático, ni en los periodos
en los que el nivel del mar estuvo más bajo.
El primer testimonio claro de prácticas funerarias
corresponde al paleolítico medio. No obstante hay pruebas de que en Atapuerca
(Burgos, España) tuvo lugar un rudimentario rito funerario hace unos 300.000 años.
Hasta unos 35 esqueletos humanos del tipo neandertalense fueron aparentemente
depositados en una fosa en este lugar. La ausencia de restos de ocupación y de
útiles líticos (indicando que esos hombres no vivieron allí) y la ausencia de
huesos de animales o marcas de mordiscos (señalando que no fueron víctimas de
depredadores) sugieren algún tipo de rito funerario. Al parecer un
enterramiento neandertal en la cueva de Shanidar (Irak) estuvo rodeado de
flores. Sería en el paleolítico superior cuando los enterramientos se hicieron
cada vez más complejos (la cremación más antigua conocida es la del lago
Mungo en Australia y se fecha en torno a unos 26.000 años) en los que aparece
la utilización de ocres rojos y la presencia de un ajuar funerario y, en
algunos casos, cientos de cuentas o abalorios que probablemente estuvieron
unidos a la vestimenta, además de otras formas de ornamentación y utillaje.
De igual modo, aunque hay algunos ejemplares
rudimentarios de arte en el paleolítico inferior y medio (como una figurilla
femenina procedente de Berejat Ram en Israel, de cientos de milenios de antigüedad),
fue durante el paleolítico superior cuando apareció el arte figurativo en
todos los continentes, bien como arte parietal, bien como arte mobiliar, bajo la
forma de grabados o de pequeñas estatuillas. Aunque el arte paleolítico
europeo es el mejor conocido, hay ejemplos de grabados en roca y de arte
mobiliar de fecha similar en otros continentes. Por ejemplo, en Australia
existen petroglifos (grabados sobre rocas) que se pueden datar en una fecha
aproximada de hace 40.000 años. Namibia posee pinturas rupestres polícromas de
animales en la cueva denominada Apolo 11, que se fechan en unos 27.500 años de
antigüedad. En la India, China y Japón se han encontrado grabados sobre las
valvas de las ostras, astas de animales y cantos rodados respectivamente. En
Brasil se localizan las pinturas rupestres de Pedra Furada,
que se fechan al menos en torno a unos 12.000 años, aunque es posible que
tengan un mínimo de 17.000 años de antigüedad. Pinturas
rupestres
Mesolítico
El periodo de transición entre el final de la
glaciación y el inicio del neolítico, constituyó una especie de hiato en el
registro arqueológico llevado a cabo en el siglo XIX. Con el paso del tiempo se
acuñó el término ‘mesolítico’ (edad de la piedra media) para denominar
este periodo de transición en Europa. Hacia la década de 1880 ya se habían
identificado algunas culturas desarrolladas entre el 8500 y el 7000 a.C. en
el Oriente Próximo, pero en Gran Bretaña (territorio en el que el neolítico
procede del continente europeo) esta etapa llegaría hasta el IV milenio. Por lo
general los grupos mesolíticos siguieron siendo cazadores-recolectores, como
sus predecesores, pero pasaron a cazar otras especies de animales muy diferentes
(como el ciervo rojo y el cerdo en vez del reno) debido al cambio del clima, que
tras la glaciación se hizo más templado. El utillaje lítico refleja este
cambio de las condiciones ambientales y está caracterizado por la presencia de
los microlitos geométricos. Éstos no se utilizarían solamente como puntas de
flecha sino también como elementos de instrumentos más complejos, uniendo las
puntas, con resina, a mangos de madera o astas de animales, que se emplearían
como hoces u otros tipos de aperos para la recolección. También se emplearon
hachas de piedra o azuelas para el trabajo de la madera. Fueron los grupos
paleolíticos finales (o epipaleolíticos) del Oriente Próximo, como los de la
cultura natufiense de Palestina, quienes al parecer dieron los primeros y
decisivos pasos hacia la producción de alimentos y la adopción de la vida
sedentaria.
Neolítico
El neolítico ha estado tradicionalmente asociado a
los orígenes de la agricultura, a la vida sedentaria y al uso de la cerámica y
de instrumentos de piedra pulimentada. Sin embargo, en la actualidad se sabe que
algunos de estos rasgos son anteriores a esta etapa. La cerámica hizo su
aparición en Japón hace 16.000 años y en Australia se han encontrado útiles
pulimentados con una antigüedad de 32.000 años. Incluso durante el neolítico
estas características no siempre aparecen de forma conjunta. Por ejemplo, en el
Oriente Próximo la producción de alimentos fue anterior a la aparición de la
cerámica, lo que ha dado origen al término de neolítico precerámico (véase
Jericó). No obstante, el vocablo neolítico sigue en uso en algunas partes del
Viejo Mundo. Sus inicios se centran en el VII milenio en el Oriente Próximo y
tiene su fin en el II milenio en Europa septentrional dependiendo del comienzo
de la utilización del cobre.
En el neolítico se produjo la aparición de los
primeros poblados con casas edificadas con diferentes materiales, en diferentes
partes del mundo: casas de adobe en el Oriente Próximo y de grandes troncos de
madera en Europa central y occidental por ejemplo. En Jericó, el neolítico
precerámico coincidió con la construcción de una monumental muralla de
piedra. Pero quizá el poblado neolítico más extraordinario sea el de Skara
Brae en las islas Orcadas, cuyas casas y su mobiliario (incluido alacenas,
aparadores y camas) están realizadas con losas. La cerámica, producto del
desarrollo natural de pueblos sedentarios, fue ampliamente utilizada. El cultivo
de cereal y la domesticación de animales, como vacas, ovejas, cabras y cerdos,
fueron resultado no de un brillante descubrimiento, sino de la necesidad causada
por la presión demográfica. La minería también hizo su aparición en el neolítico.
Sus orígenes se pueden rastrear en el paleolítico, al practicarse actividades
mineras para obtener ocre en África y en Australia o al excavar en cuevas para
extraer nódulos de piedra. En el mesolítico se había obtenido obsidiana
(piedra volcánica) en las islas del Mediterráneo, pero fue en Europa
septentrional durante el neolítico cuando se explotaron ricas vetas de sílex
de alta calidad mediante un enorme sistema de pozos y galerías radiales,
extrayendo los bloques con picos construidos con astas de animales. Entre las
minas mejor conocidas se encuentran las de Grimes Graves (Gran Bretaña), de
Krzemionki (Polonia) y de Spiennes (Bélgica). El sílex de estas minas, al
igual que el de otras muchas explotaciones al aire libre, fue transformado en
hachas talladas o pulimentadas, objetos de una extensa y lejana comercialización,
que se emplearon en la profunda deforestación que se produjo en Europa en esta
época. Las numerosas y alargadas casas (de decenas de metros de longitud)
construidas con grandes tablas de madera, pueden ser consideradas como evidencia
de la deforestación. En el yacimiento de Kückhoven (Alemania noroccidental) se
ha encontrado el pozo más antiguo, fechado más allá del 5000 a.C., que
estaba revestido con enormes tablas de madera. Durante el neolítico también se
construyeron carreteras o pistas mediante tablones de madera en la Europa húmeda,
como la de Somerset (Gran Bretaña) y poblados formados por casas de madera a
orillas de los lagos alpinos, a veces palafitos, esto es, levantadas en
plataformas sobre el agua. Las excavaciones en estos poblados lacustres han
sacado a la luz gran cantidad de productos manufacturados a partir de materiales
orgánicos, como objetos de madera, de cestería o tejidos, que normalmente se
desintegran con el paso del tiempo. Ello ha permitido vislumbrar la vida
cotidiana de finales de la edad de piedra. Este tipo de materiales también se
conserva en ambientes extremadamente áridos como el suroeste americano o las
alturas andinas. La cerámica estaba a menudo ricamente decorada mediante
motivos incisos, estampillados o pintados.
El arte neolítico también presenta una amplia
variedad de figurillas (en ocasiones femeninas como en la zona euroasiática)
pero quizá los logros más importantes se encuentran en una serie de imponentes
monumentos localizados en diferentes partes del mundo. En Europa occidental hay
numerosos túmulos funerarios de grandes dimensiones, construidos con tierra
sobre las estructuras mortuorias de piedra. Es notable el ejemplo de Silbury
Hill (sur de Inglaterra), un enorme túmulo de creta de 40 metros de altura y
160 de diámetro, construido hacia el año 2600 a.C. Más impresionantes aún
son los monumentos megalíticos (del griego mega y lithos, ‘grandes
piedras’) en especial los de Europa occidental: los grandes círculos británicos
(de los que Stonehenge y Avebury son quizá los más conocidos); los menhires, o
piedras hincadas verticalmente en el suelo, en la mayoría de los casos aislados
pero en ocasiones en conjuntos como los asombrosos alineamientos de Carnac
(Bretaña, Francia); los menhires-estatuas antropomórficos y las grandes tumbas
megalíticas, desde Escandinavia hasta Portugal. Muchas de estas tumbas estaban
profusamente decoradas con motivos incisos en sus piedras: espirales, puntas de
diamante e incluso hachas. Algunas tumbas en España y Portugal estaban pintadas
en su interior. Está bien comprobado que el trazado y la orientación de
algunos de estos monumentos estaban en relación con la astronomía. Por
ejemplo, Stonehenge está orientado según el solsticio de verano mientras que
New Grange tiene un vano a través del cual penetran los rayos solares durante
el solsticio de invierno. Aunque los bloques de piedra levantados en algunos de
los monumentos europeos son de imponentes dimensiones, el logro probablemente más
destacado de cualquier grupo humano en la edad de piedra se encuentra en la isla
de Pascua, en el sur del océano Pacífico, donde desde los primeros siglos de
nuestra era hasta el año 1600 aproximadamente, los nativos del neolítico
construyeron impresionantes estatuas que descansaban sobre plataformas enormes
construidas con cascajo y recubiertas con losas. Se esculpieron unas mil de
estos moai en toba volcánica con cinceles de basalto y fueron transportadas,
probablemente sobre troncos a modo de rodillos, varios kilómetros hasta la
costa donde se encontraban las plataformas. El trabajo que supuso el labrado, el
traslado y el izado de los megalitos ha generado un profundo respeto por sus
constructores y por la inmensa capacidad del hombre, equipado tan sólo con
utillaje de piedra y materiales orgánicos.[5]
Periodo histórico en el desarrollo de cualquier
cultura humana anterior a la introducción del hierro y en la cual la mayor
parte de los utensilios y armas se fabricaban en bronce. Cronológicamente el término
tiene un valor estrictamente local, ya que el bronce se comenzó a usar, y sería
posteriormente sustituido por el hierro, en distintas épocas en diferentes
lugares del mundo. Por lo general le precede una edad del cobre.
Los descubrimientos arqueológicos desde 1960 han
hecho dar un vuelco a las teorías tradicionales relativas al origen de la
tecnología del bronce. Se había pensado que el uso del bronce había tenido su
origen en el Próximo Oriente, pero descubrimientos cercanos a Bang Chieng
(Tailandia) muestran que la tecnología de dicho metal era conocida allí hacia
el 4500 a.C., unos centenares de años antes del empleo del bronce en el Próximo
Oriente. Se han encontrado objetos de bronce en Asia Menor que se fechan antes
del 3000 a.C. Al principio esta aleación fue usada de forma limitada,
principalmente para objetos decorativos. El estaño necesario para su fabricación
no era abundante en la región, pero la importación regular de este material
desde Cornualles en Inglaterra durante el II milenio a.C., hizo posible un uso más
amplio del bronce en el Oriente Próximo y finalmente fue utilizado para
utillaje y armamento.
El cobre natural se empleaba ya en útiles diversos
y ornamentos en fecha tan temprana como el 10.000 a.C. Posteriores
descubrimientos en Rudna Glavna, en la actual Serbia, han mostrado que el cobre
se usaba allí desde el 4000 a.C., aunque el bronce no era conocido todavía
en esa época. Hacia el 3000 a.C. se comenzó a utilizar el bronce en
Grecia. En China, la edad del bronce no comenzó hasta el 1800 a.C. Las
culturas precolombinas de América no conocieron la tecnología del bronce hasta
el 1000 d.C. aproximadamente. Las principales culturas de la península Ibérica
del cobre y del bronce, respectivamente, fueron la de Los Millares y la de El
Argar.
La edad del bronce en el Oriente Próximo y en el
Mediterráneo oriental ha sido dividida en tres etapas: inicial, media y última.
La inicial está caracterizada por el incremento del uso del metal, que pasa de
ser esporádico a común. Fue el periodo de la civilización sumeria y el
encumbramiento de Acad hasta su predominio en Mesopotamia; también generó los
espectaculares tesoros de Troya. Babilonia alcanzó su cumbre durante el bronce
medio. La Creta minoica y la Grecia micénica fueron las grandes civilizaciones
del bronce último. La edad del bronce acabó en esa zona hacia el 1200 a.C.,
fecha tras la cual se generalizó la tecnología del hierro.[6]
En Asia Menor, región que corresponde
aproximadamente a la actual Turquía asiática, o península de Anatolia, se han
encontrado algunos de los primeros asentamientos neolíticos de Oriente Próximo.
Uno de los más importantes, en Çatal Höyük, cerca de la actual Konya, data
del 9000 a.C.[7]
Antiguas
civilizaciones
Además del antiguo Egipto, las primeras
civilizaciones conocidas nacieron en los grandes valles fluviales del suroeste
de Asia, el noroeste de India y China meridional. A pesar de sus diferencias,
todas ellas tenían ciertos rasgos comunes, pues todas eran sociedades agrícolas
que precisaban estructuras sociales y políticas avanzadas para mantener los
sistemas de regadío y de control de las inundaciones. Debido a los ataques de
los pastores nómadas de Asia central, los granjeros se vieron obligados a vivir
en ciudades amuralladas para defenderse y a confiar su protección a una clase
aristocrática dirigente. La invención del arado, alrededor del año 3000 a.C.,
redujo la necesidad del trabajo agrícola y convirtió a los agricultores en
artesanos. A su vez, el incremento de las cosechas y el trabajo de los artesanos
proporcionó el surgimiento de artículos comercializables, lo que favoreció el
intercambio entre culturas.[8]
Orígenes
de la agricultura
El comienzo
del cultivo de plantas se remonta a la prehistoria. El origen de la agricultura,
que va unido a la domesticación de animales se asocia, por regla general, al
periodo Neolítico y en términos generales, denota un alejamiento de la vida nómada
del cazador-recolector. Está asociado con vida sedentaria, el desarrollo de
asentamientos permanentes y la aparición de los primeros recipientes de barro
para cocinar y almacenar los alimentos. El origen de la agricultura se encuadra
dentro de la revolución neolítica, se produjo hace unos 10.000 años en el
Oriente Próximo, unos 8.000 años en China y es posible que unos miles de años
en el Nuevo Mundo.
Cultivo
y domesticación
El desarrollo de la agricultura ha sido considerado
siempre como una revolución, una nueva forma de vida hecha posible gracias a la
implantación del cultivo y la cría de ganado por parte de unos hábiles
cazadores-recolectores. En décadas recientes, no obstante, se ha hecho evidente
que la caza, la pesca y la recolección representan, en general, un modo de vida
mucho más fácil y descansado que la agricultura, que requiere un considerable
trabajo para preparar el suelo, sembrarlo, eliminar las malas hierbas y recoger
las cosechas. Así pues, la agricultura no era una forma de vida superior, sino
que es posible que fuera adoptada por necesidad. Hoy en día se da por supuesto
que este tránsito se vio influido por factores bastante específicos como un
aumento de la población debido a la mejora en las condiciones medioambientales
al finalizar los periodos glaciales, o una reducción de las posibilidades de
caza y recolección.
No obstante, el origen de la agricultura, aunque se
trató de una evolución gradual más que de una revolución inmediata, vista
desde la perspectiva de la inmensa escala temporal de la prehistoria, constituyó
un cambio de estilo de vida adoptado con relativa rapidez. Aún así, resulta
significativo que las plantas y animales escogidos para su domesticación no
representaban recursos básicos en el momento en que surgió la agricultura; por
el contrario, parece que los pueblos llegaron a ser dependientes de ellos económicamente
muchos siglos, y en algunos casos milenios, después de las etapas iniciales de
la domesticación. Así pues, es necesario reconocer las múltiples fases de
semidomesticación, es decir, la suma de recursos acumulados por el hombre entre
la totalidad de los recursos naturales. La agricultura reemplazó a la recolección
de forma muy gradual, si bien en numerosas partes del mundo la caza, la pesca y
la recolección persistieron mucho tiempo después de la introducción o adopción
de los recursos domesticados. En consecuencia, es imposible señalar un momento
o lugar en el que se produjera la domesticación de cualquier especie. En este
sentido, el origen de la agricultura no puede fijarse con precisión.
Es evidente que los cazadores-recolectores no
ignoraban los principios de la agricultura y la ganadería. Debían saber, por
ejemplo, que las semillas plantadas en determinadas fechas del año producían
cosechas que podían ser recogidas y, de hecho, es probable que recurrieran a
hacerlo en ocasiones. Sin duda tomarían medidas para proteger sus recursos
animales, no sacrificando animales muy jóvenes ni hembras preñadas, por
ejemplo. Pero, al ser nómadas, los pueblos cazadores-recolectores, no estaban
sujetos a una vida sedentaria ligados al cuidado continuo de sus cosechas.
Para identificar cómo, cuándo y dónde surgió la
agricultura en un sentido real, resulta crucial conocer el tipo de la especie en
cuestión: es decir, si los restos de plantas y animales que sugieren
domesticación dentro del registro arqueológico son en realidad restos de
plantas o animales domesticados. Por lo que se refiere a las plantas, la
distinción entre las formas silvestres y las domesticadas no está siempre
clara e, incluso cuando existe alguna diferencia aparente, se desconoce el
tiempo que representa esa divergencia. No obstante, los cereales cultivados son
fáciles de distinguir de sus parientes silvestres; entre las pistas a seguir
estaría la pérdida del raquis frágil (pedúnculo) que facilitaba la dispersión
de la semilla por agentes naturales; este cambio morfológico es el resultado
del desarrollo de variedades que conservan sus semillas hasta el momento de la
cosecha. Las mediciones más recientes de las tasas de domesticación en trigos
y cebadas silvestres en condiciones primitivas de cultivo sugieren que la
transición a la domesticación podría haber transcurrido en un periodo de
tiempo comprendido entre 20 y 200 años.
Por lo que se refiere a los animales, uno de los
criterios de domesticación es la cría selectiva, origen de las diferencias
entre las características físicas de las especies domesticadas y las salvajes.
Esta distinción suele medirse según los cambios que se detectan en los huesos
y la dentición, por ejemplo, en la reducción del tamaño de la mandíbula.
Pero los especialistas no están de acuerdo en cuáles son los cambios que
indican domesticación, en tanto que la importancia de la polaridad
salvaje/domesticado enmascara todo un espectro de relaciones entre el ser humano
y los animales que van desde la doma, el control y el seguimiento de rebaños,
hasta el cuidado de éstos sin cría selectiva. Lo que es más, al igual que con
las plantas, no es posible saber cuánto tiempo pudo pasar hasta que tales
cambios se hicieron aparentes una vez instaurada la domesticación.
Los herbívoros silvestres son muy fáciles de
controlar, y los cazadores-recolectores, familiarizados con los hábitos de
todos los animales, no habrían tenido problemas para controlarlos e incluso
para meterlos en corrales. Existen algunas pistas acerca de ciertos tipos de
control sobre los animales en la era glacial, como algunas representaciones de
lo que parecen ser bridas sencillas para caballo en Francia, de unos 14.000 años
de antigüedad; es seguro que el perro fue domesticado en Eurasia en ese mismo
periodo, presumiblemente como animal de compañía y protección, y también
como ayuda para la caza.
Animales
Al parecer, en el Oriente Próximo, las ovejas y
las cabras estaban ya domesticadas hace 9.000 años. Poco a poco reemplazaron
como fuente de carne a la gacela, que se cazaba mucho tiempo antes en la región
y quizá también fuera pastoreada. Es posible que la elección de las ovejas y
las cabras obedeciera a la facilidad para alimentarlas en mayor número con
recursos existentes, ya que pueden comer gran variedad de plantas. Estos
animales domesticados fueron introducidos de forma gradual en Europa y se
extendieron a lo largo de las costas del Mediterráneo durante el periodo neolítico.
Se ha supuesto que los cerdos fueran domesticados en Turquía y China varios
siglos antes; se extendieron más tarde por toda Eurasia en su forma
domesticada, más pequeña y dócil que el jabalí,.
Estudios recientes del ADN (véase Ácidos
nucleicos) obtenido del ganado vacuno de tres continentes han revocado la idea
de que su domesticación pudiera haberse extendido desde un centro único en
Oriente Próximo; por el contrario, los biólogos han encontrado pruebas según
las cuales la domesticación de los bueyes salvajes se produjo al menos en dos
lugares distintos: en el suroeste de Turquía y en el este del desierto iraní,
con una tercera posible localización en África. Dado que las diferencias genéticas
entre los grupos son excesivas como para que los tres grupos compartieran un
antecesor común hace 10.000 años, todos deben ser resultado de domesticaciones
independientes de diferentes razas de bueyes salvajes. Los pastores de ganado
vacuno no se establecieron en África hasta el año 1000 a.C., tal vez porque
los pueblos de la zona sufrían intolerancia a la lactosa (azúcar presente en
la leche).
Al principio las ovejas, las cabras y las vacas,
fueron domesticadas por su carne; la leche y la lana fueron adquiriendo
importancia más tarde al irse seleccionando estas características en su
crianza. Se ha sugerido que en algunos lugares del Viejo Mundo, a partir del año
3500 a.C. aproximadamente, se produjo un cambio notable: los animales domésticos
no se explotaban ya sólo para obtener productos primarios, como carne y pieles,
sino también para la obtención de productos secundarios como leche, queso y
lana, además de como bestias de carga. Las pruebas arqueológicas de ello
residen en tallas y relieves descubiertos en sellos de Mesopotamia con imágenes
de ordeño —ordeña—, aradura —arado— y carros (que se supone que eran
arrastrados por bueyes). Este cambio, como los orígenes de la agricultura, se
ha atribuido al crecimiento de la población y a la expansión territorial, por
la que los pueblos se vieron obligados a ocupar entornos más marginales y a
explotar de forma más extensiva el ganado del que disponían. Los datos de
Europa central respecto a la edad y sexo del ganado vacuno, basados en los
huesos encontrados en los asentamientos y en lo que parecen ser cedazos de barro
para queso, indican que las granjas lecheras existían allí ya hacia el 5400
a.C.
En el Nuevo Mundo había menos animales domésticos
en potencia, pero las llamas y las alpacas habían sido ya domesticadas en el
5400 a.C. por su piel y como animales de carga, así como por su carne; los
conejillos de indias se criaban por su carne en Sudamérica, y en México los
pavos; los perros, domesticados al mismo tiempo en el Nuevo Mundo y en el Viejo,
al parecer se empleaban como alimento.
Plantas
El trigo, la cebada y las leguminosas, como las
lentejas, fueron cultivados por primera vez en Oriente Próximo, y más tarde se
extendieron por toda Europa. Al final de los periodos glaciales, algunas herbáceas
de semilla grande, las antecesoras de los cereales modernos, empezaron a crecer
en las colinas de esta región. En los yacimientos situados junto al mar de
Galilea en Israel, se han encontrado los granos de cereal más antiguos
conocidos: restos calcinados de cientos de granos de trigo y cebada silvestres,
que se remontan a unos 19.000 años, junto con muchas otras plantas y frutos, así
como un rico catálogo de fauna que indica la existencia de una economía basada
en la pesca, la caza y la recolección. Los arqueólogos israelíes aducen que
la recogida de cereales se remonta al periodo natufiense (entre 12.500 y 10.000
años de antigüedad), y que ésta costumbre se intensificó de forma gradual
hasta convertirse en un cultivo intencionado. Los yacimientos de Jericó y otras
localidades contienen pruebas de que el cultivo de cereales y leguminosas existía
ya al final de ese periodo, y éstas se ven respaldadas por el pequeño desgaste
de herramientas de piedra, que sugiere un cultivo a pequeña escala de cereales
de tipo silvestre en el valle del Jordán. Los cazadores-recolectores empezaron
a depender cada vez más de estos granos nutritivos y fáciles de almacenar, que
cosechaban con cuchillos de sílex y molían para hacer harina. Es posible que
comenzaran esparciendo pequeñas cantidades de grano para aumentar la extensión
o densidad de las zonas de recogida, para sembrar después los cereales fuera de
su hábitat natural. Hace 10.000 años, habían aparecido ya formas cultivadas,
con grano más grueso y una cáscara más dura que no se abría con la maduración,
e impedía que se perdiera el fruto antes de la trilla. El olivo, que se
convirtió en una de las plantas más importantes de la cuenca mediterránea,
probablemente se cultivara ya hace unos 8.000 años.
Las piedras de moler y las hojas de guadaña de
entre 18.000 y 11.000 años de antigüedad encontradas en el valle del Nilo
indican una recogida y un uso intensivos de alimentos vegetales. Las especies
indígenas, como el sorgo y el mijo (y posiblemente el arroz africano) se
cultivaban ya en el norte de África en el año 6000 a.C. (aunque la fecha y
lugar de su domesticación original siguen siendo dudosas), mientras que el
trigo y la cebada fueron introducidos desde Asia occidental por las mismas
fechas. Se extendieron a lo largo del valle del Nilo, junto con el uso del
arado, pero no llegaron a penetrar en los trópicos, donde empezaron a
cultivarse tubérculos y productos de los árboles.
El arroz, el mijo, los cereales y los rizomas se
cultivaban en Asia del sur y del este. El mijo y la col eran cultivados por
aldeanos en China entre 8.500 y 7.000 años. La cebada pudo ser cultivada en
China de forma independiente de Asia occidental, hace más de 4.000 años, y
extenderse a Corea y Japón en el transcurso del siguiente milenio. Los lugares
específicos donde se inició el cultivo del arroz están aún por determinar.
Es muy difícil diferenciar el arroz silvestre del cultivado, pero el cultivo
del arroz en tierras húmedas parecía estar firmemente establecido en el sur de
China hace 7.000 años, lo que implica que las fases iniciales de su domesticación
tuvieron lugar mucho antes. Se extendió al norte de China hace unos 5.000 años,
pero no llegó a Corea y Japón hasta 1.000 años después.
El polen y otras evidencias de tipo botánico
sugieren que el maíz hizo su aparición en Mesoamérica hace más de 8.000 años.
Carecemos, no obstante, de pruebas arqueológicas fiables de que fuera cultivado
en el Nuevo Mundo hasta hace 5.600 años. Uno de sus primeros centros agrícolas
fue el valle de Tehuacán, en México, donde se cultivaban más de cien especies
de plantas, incluyendo el maíz, la judía o frijol, la calabaza, la patata o
papa, el tomate y la mandioca o yuca (véase Tapioca). Las mazorcas de maíz
pertenecientes a este periodo son pequeñas, pero aumentan de tamaño en
periodos posteriores. Se cree que su antecesor silvestre era el teosintle, una
herbácea nativa de ciertas partes de México, pero aún no se ha hallado la
cepa originaria de la domesticación del maíz. Es posible que los calabacines y
las calabazas, los aguacates, las patatas, los pimientos o chiles, las judías o
los frijoles y las cucurbitáceas fueran cultivadas antes que el maíz —su
cultivo podría remontarse hasta hace 10.000 años— pero que tardaran algún
tiempo en formar parte importante de la dieta.[9]
Existencia
antediluviana
Las diferentes dataciones, ya sea basadas en métodos estratigráficos y de otras índoles geológicas, así como mediante comparaciones paleontológicas y mediante el uso de distintos relojes radiactivos, ponen fuera de toda duda que muchos de los restos humanos encontrados en diversas partes del planeta y de objetos construidos por los mismos, pertenecen a civilizaciones antediluvianas, o expresado en términos más concretos, a períodos de tiempo mucho más antiguos que los mencionados en la Biblia. Con esto quiero decir que corresponden a una antigüedad superior a los 4.500 años en primera instancia, y en segunda instancia superan ampliamente los 6.000 años. Para ese entonces tenemos habitantes en Australasia, América, Europa, Africa, y Asia, es decir, cubriendo todos los continentes, menos la Antártida.
Algunos objetan los métodos de fechamiento, opinando que se tratan, de acuerdo a la Biblia, de restos que no superan los 6.000 años, y que muchos pueden pertenecer a épocas postdiluvianas. Para explicar las posibles fallas, se concentran especialmente en los relojes radiactivos, donde especulan que los niveles de radiactividad en los períodos antediluvianos podían ser muy diferentes de los actuales, con lo cual se llega a la conclusión de que todos los fechamientos pueden estar completamente equivocados. Pero esto es una sospecha infundada, como tantas desarrollada a partir de pura imaginación y apelando a pura especulación. Por ejemplo, los mismos que generan esta tesis se apoyan en los mamuts siberianos congelados como prueba de la existencia del diluvio, aunque en realidad nunca lo afirman directamente para evitar ser cuestionados científicamente, pero de todos modos los mencionan en su literatura propagandística para dar la apariencia de que se trata de un hecho comprobado. Ahora bien, sobre la base de fechamientos con radiocarbono efectuados en 1998 en un mamut congelado que dató en 20.380 años, permitió realizar un calculo en el cual una antigüedad de 50.000 años equivaldría a 36.000 años si dicho mamut murió realmente por causa del diluvio hace 4.300 años como se aduce, implicando una variación en los niveles de radiocarbono, el cual fue determinado en una sexta parte del actual.(C14CALC.XLS) Esto permite deducir que aunque los niveles prehistóricos fueran diferentes, su incidencia completa en las dataciones más antiguas puede afectarla en porcentajes del orden de entre el 30 al 40%, sin alterar por ello significativamente dichos fechamientos. Para los cálculos se consideró la misma vida media del radiocarbono que la usada actualmente, de 5.720 años. Un salto de 4.000 a 6.000 años no es grande para las dataciones radiactivas, pudiendo objetar en base a dicho argumento solo seriamente a fechamientos de entre 5.000 a 10.000 años, pero con fechamientos superiores a los 25.000 años, aunque existieran imprecisiones importantes, sobrepasan la insignificante cifra de 6.000 años. Por ejemplo, una datación de 40.000 años de un descubrimiento arqueológico equivaldría a una antiguedad de 24.500 años, y uno de 26.100 años a uno de 10.220 años.
Por otro lado, es muy importante tener en cuenta que las dataciones no solamente se efectúan con relojes de radiocarbono u otro tipo de elemento radiactivo. De manera complementaria se incluyen las dataciones geológicas y las estratigráficas, además suelen ser fechados numeroso objetos encontrados junto a los restos fósiles humanos así como de comparaciones con distintos fósiles marcadores, razón por la cual las fechas determinadas suelen estar fundamentadas en numerosos datos relacionados, por lo cual atacar solamente un método de fechamiento al punto de sugerir errores garrafales no tiene sentido ni rigor científico, aún suponiendo imprecisiones de magnitudes mayores entre las posibilidades hasta ahora alcanzadas.
No hay saltos en las dataciones con C14
A los creyentes fundamentalistas de la Biblia se les escapa un factor para acreditar sus sospechas. De acuerdo a su criterio deberían aparecer problemas en fechamientos menores de 20.380 años. Si se considera que los mamuts congelados perecieron hace 4.300 años en el diluvio, entonces ¿qué ocurre con los fechamientos con radiocarbono menores a los 20.380 años del mamut congelado fechado? Si después del diluvio manifiestan que las concentraciones de radiocarbono cambiaron para asemejarse a las actuales, entonces los restos posteriores a la fecha del cataclismo hídrico comenzarían con 4.000 años, y los anteriores a esa fecha con 20.000 años. No obstante, muchos objetos como la cerámica, notable producto humano artesanal, han sido fechados en miles de años, llegando incluso hasta el momento en una antigüedad de 16.000 años.(L) Por ejemplo, la cerámica de Oriente Próximo más antigua que conocemos es la de Catalhuyuk, en Anatolia, y data del 6.500 a.C.[10].- Existen por otro lado innumerables fechamientos de restos orgánicos datados con carbono 14 que van desde los 4.000 años hasta los 20.380 años sin sobresaltos. Por todas partes del mundo se han fechado con radiocarbono miles de muestras, y mediante la comparación con otras técnicas se han establecido fuera de toda duda la existencia de habitantes humanos en todos los continentes entre fechas recientes hasta unos 15.000 años sin percibirse saltos o vacíos cronológicos. Los fechamientos con radiocarbono en el continente americano, por ejemplo, no superan los 15.000 años y no muestran saltos o vacíos. Por otro lado en otros continentes sobrepasan los 30.000 años, lo que muestra que las mediciones son serias. No es posible que dicho mamut haya muerto en el diluvio hace 4.300 años si muchos restos fósiles antiguos de origen orgánico son fechados entre 4.000 a 15.000 años de manera progresiva sin saltos y con una cantidad de muestras que permite apreciar una armonía con el resto del contexto cronológico. Está establecido y lo comparten hasta sus detractores que el método de radiocarbono es fiable para datar restos cuya antigüedad se ubica entre unos siglos hasta 6.000 años. Si es así, entonces toda datación que supere los 4.300 años tiene que corresponder fiablemente a restos antediluvianos. Sin embargo, la supuesta gran alteración en los niveles antiguos de radiocarbono evidentemente no pudo existir como se supone, porque de otro modo habría siempre un salto entre 4.300 hasta 20.380 en todas las mediciones, pero en cambio existe una continuidad en las mismas, lo que denota una estabilidad aceptable del nivel del radiocarbono y de su vida media a través de los milenios, aún antes de la fecha del diluvio hacia atrás. Aunque la precisión del método de radiocarbono puede oscilar en alrededor del 30%, eso no importa ni descarta al método como totalmente inseguro. No se trata de esperar a que los paleontólogos lleguen a fechas perfectas para aceptar la antigüedad de los restos. Por otro lado, los desacuerdos entre los paleontólogos y arqueólogos relativo a las fechas no gira en torno a la gran antigüedad de la presencia humana en el planeta, como si fuera necesario establecer con seguridad que existieron seres humanos hace 8, 10, 15, 20 o 40 mil años en el pasado, sino en las interpretaciones y relaciones entre sí de todas estas evidencias antiguas. Dado que en la medida que aparecen y se datan restos fósiles humanos que superan los 40.000 años, por caer fuera de la precisión del método del C14, muchos investigadores no pueden ponerse de acuerdo sobre aspectos importantes de la vida de esas personas antiguas. Pero de ninguna manera pone en duda la gran antiguedad de las evidencias. Esto complica seriamente la historia de la Biblia, que según se interpreta, afirma que la humanidad principió hace unos 6.000 años, en el 4.026 a.C., y antes de ello no existieron ninguna clase de seres humanos.
Es por ello que muchos doctos concluyen que la Biblia se refiere al comienzo u orígenes del pueblo israelita y el judaísmo y no al origen de la humanidad. Los mismos judíos creen ser la nación mediante la cual toda la humanidad será bendecida, lo que destaca su separación. No obstante, también es posible que el relato de la Biblia sea auténtico al revelar la aparición de una clase de ser diferente, nuevo, coincidente con la aparición de un gran adelanto en la inteligencia y su aplicación dentro de un período no mayor de esos 6.000 años, evidenciable en los restos encontrados de importantes culturas civilizadas, como los sumerios y los egipcios primitivos. Esta aparición súbita puede que no sugiera evolución, sino una posible interacción proveniente de inteligencias superiores que pudieron usar los cuerpos físicos ya desarrollados para comenzar una nueva clase de seres humanos o bien introdujeron el conocimiento y educación que permitió saltar a la civilidad una raza o especie de humanos ya desarrollados. Los estudios y análisis realizados en conexión con los distintos restos encontrados muy parecidos a los humanos actuales pero marcadamente diferentes no solo en estructura sino en capacidad o desarrollo intelectual, prueba la existencia de estos seres como distintos y anteriores a la civilización fuera de toda duda. Uno de sus desarrollos más notables fue la escritura. (Dirigirse a: La escritura humana)
En cambio, muchos devotos de la Biblia, niegan rotundamente que eso sea cierto, y durante las últimas décadas del siglo XX no han escatimado esfuerzos en atacar los diferentes métodos de datación radiométrica, los cuales se constituyen en lo más avanzado y razonablemente preciso en determinar la antigüedad de las rocas, fósiles y restos orgánicos.(Para más datos ir a Carbono 14) También, para mayor información sobre distintos relojes radiactivos, se puede ir a: Métodos
Olduvai, Garganta de
Barranco y yacimiento arqueológico, situado al
norte de Tanzania, en la llanura del Serengeti oriental. Es una garganta con
laderas escarpadas, de unos 50 km de longitud y casi 91 m de profundidad. La
garganta, originada por la actividad sísmica de la región, sigue sometida a la
acción de los terremotos. Los depósitos expuestos en sus laderas se formaron
en el antiguo lecho de un lago y tienen una antigüedad de más de dos millones
de años. Louis S. B. Leakey y Mary Leakey, entre otros arqueólogos,
desenterraron utensilios de piedra y huesos de los primeros homínidos.[11]
Como podrá notarse respecto al yacimiento arqueológico de Olduvai, no solo se trata de considerarlo antiguo basado únicamente en las dataciones radiométricas, sino también en base a sus características geológicas y estratigráficas. (Ver: manipulación informativa) El que estratos sedimentarios formados lentamente en épocas en que existía un lago para luego ser tapados por otras capas hasta llegar a constituirse en parte de un subsuelo compacto y que posteriormente por causa de movimientos sísmicos quedaran al descubierto los depósitos, no son procesos que se realizan en unos cuantos miles de años.
Probablemente lo más llamativo e intrigante de todos los restos fósiles antiguos no solo tengan que ver con la antigüedad atribuida de los mismas, sino en lo concerniente al género humano, las distintas formas de Homos inequívocamente emparentadas con nosotros que se han hallado en distintos lugares, tal como pueden observarlos en la siguiente imagen donde aparecen cuatro formas básicas..
Los cuatro cráneos
Para más datos ir a : Humanidad prehistórica
Para consultas o aportes objetivos: edgardokomar@yahoo.com.ar
[1]"Antropología", Enciclopedia Microsoft®
Encarta® 99. © 1993-1998 Microsoft Corporation. Reservados todos los
derechos.
[2]"Antropología", Enciclopedia Microsoft®
Encarta® 99. © 1993-1998 Microsoft Corporation. Reservados todos los
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[3]"Homo sapiens", Enciclopedia Microsoft®
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[4]"Atapuerca", Enciclopedia Microsoft®
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[5]"Piedra, Edad de", Enciclopedia Microsoft®
Encarta® 99. © 1993-1998 Microsoft Corporation. Reservados todos los
derechos.
[6]"Bronce, Edad del", Enciclopedia
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[7]"Asia Menor", Enciclopedia Microsoft®
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derechos.
[8]"Asia", Enciclopedia Microsoft® Encarta®
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[9]"Orígenes de la agricultura",
Enciclopedia Microsoft® Encarta® 99. © 1993-1998 Microsoft Corporation.
Reservados todos los derechos.
[10]"Cerámica", Enciclopedia Microsoft®
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[11]"Olduvai, Garganta de", Enciclopedia
Microsoft® Encarta® 99. © 1993-1998 Microsoft Corporation. Reservados
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